martes, 27 de julio de 2010

Historia de una increíble casona

Villa Hortensia, una casa de ensueños que luego de ser habitada por varios personajes célebres de la historia rosarina, termino rematada y convertida en distrito de la municipalidad.
Un palacio demasiado bello para ser distrito municipal

La mansión Villa Hortensia, fue construida en 1876 por pedido de José Nicolás Puccio, quién fue fundador del ex pueblo Alberdi. Ubicada en la calle Warnes con vista al río y a la plaza principal la casona ocupó un lugar importante en la historia arquitectónica de Rosario, sin embargo hoy su misterio pasa por un sentido oscuro.
Puccio, quien falleció en 1894, no llegó a habitarla en forma permanente, pero quienes tuvieron la suerte de recorrer cada rincón de la mansión fueron las hermanas inglesas del Colegio Santa Unión que alquilaron el hogar en 1892.
En 1907 Ciro Echesortu adquiere la propiedad por remate judicial. Tras su muerte y la de su mujer, Hortensia Larrechea, la mansión pasa a manos de una de sus herederas, Sara Echesortu de Lubarry. La mujer decide vendérsela a su cuñado Alfredo Rouillón quien la bautiza bajo el nombre de Villa Hortensia en honor a su esposa María Hortensia Echesortu.
Tras la muerte de María Hortensia la casona de barrio Alberdi empezó a perder su brillo, su esplendor. Debido a esto, en 1974 la familia Rouillón decidió cerrar las puertas de la casa y se inició así el remate de los bienes.
Con el paso del tiempo la residencia sufrió un gran deterioro y ante la posibilidad de demolición, en 1989, Villa Hortensia fue declarada Monumento Histórico Nacional.
Más tarde, en 1996, bajo la intendencia de Hermes Binner, la municipalidad de Rosario adquirió la mansión para restaurarla y convertirla en el primer Centro Municipal de Distrito de la ciudad.

miércoles, 21 de julio de 2010

La mansión embrujada

En pleno corazón de barrio Alberdi se levanta la mansión Villa Hortensia, que lleva ese nombre en honor a quien fue su última dueña, María Hortensia Echesortu de Rouillón.


Puerta de entrada del distrito norte, un lugar muy particular

Hoy convertida en distrito, la casona estuvo abandona durante muchos años. Fue allí, cuando comenzaron a tejerse historias de fantasmas. Hay quienes aseguran haber visto sombras, y oído ruidos en el período que la mansión aparentemente estaba desocupada.
Susana, una peluquera que vive en frente de la mansión dice conocer a una casera que cuidó de la vivienda en el período que estuvo sin huéspedes, tarea que le fue muy difícil dado que durante las noches escuchaba ruidos extraños que le perturbaban el sueño.
Diego, otro vecino de la mansión, conoció a una joven que le aseguró ver el espíritu de una mujer en aquel lugar deshabitado.
Al parecer, en “Villa Hortensia”, habita un espíritu, y ese espíritu no sería ni más ni menos que el de María Hortensia Echesortu de Rouillón. Hija de Ciro Echesortu y Hortensia Larrechea nacida en Rosario el 6 de agosto de 1882. Mujer elegante, fina y conservadora, se caso con Alfredo Rouillón con quien tuvo 10 hijos y 26 nietos. Y, debido a su gran vocación religiosa, fue nombrada por el Papa Pio XII princesa pontificia.
Quienes llegaron a conocer a esta mujer, cuentan que era muy bondadosa y dudan que fuera su espíritu quien pudiera estar presente en ese lugar para hacer daño.
Sin embargo, alrededor de la mansión se tejen otras historias, que aseguran que María Hortensia se suicidó tirándose por una de las ventanas de su mansión.
Martín, quien tiene un negocio muy cerca de la casona, dice haber escuchado que en la misma hay una ventana sellada, presumiendo que fue allí desde donde se arrojo María Hortensia.
Crease o no, la historia del fantasma de Villa Hortensia es tan fuerte que hay quienes aseguran que el gobierno de Hermes Binner contrató una medium para que mediante esta, María Hortensia otorgara permiso, para construir en el año 1996, el distrito norte de la Municipalidad de Rosario.
Permiso, que María Hortensia concedió, diciendo que quería que su morada recobrara el esplendor que algún día había tenido.
Las palabras con la que se expresó el espíritu a través de las cuerdas vocales de la medium fueron: “No quiero que nadie destruya mi morada. Es mi hogar. Fue mi hogar y lo seguirá siendo. Quiero que las puertas estén abiertas para todo el mundo. Quiero que se respete mi hogar, que su arquitectura recupere el brillo. Quiero que la luz del sol vuelva a ingresar por los ventanales y se refleje en todas las paredes, en todos los cuartos. Sólo de esa manera yo podré estar en paz”.
Pese a que se cumplió con la voluntad de María Hortensia, innumerables testimonios aseguran que la mujer no logra descansar en paz. De hecho, los encargados del distrito han tenido que cambiar varias veces de empresas de seguridad ya que los guardias no soportan pasar las noches en la mansión que parece estar embrujada. Ascensores que se manejan solos, corridas, sombras, gritos, baterías que se agotan, música que sube y baja son algunas de las cosas que allí suceden por las noches.
De hecho, al principio sólo se quedaba un guardia para cuidar del distrito y ahora se quedan dos.
Guillermo, profesor de tango, trabaja en Villa Hortensia hace más de 10 años y dice ser testigo de las cosas extrañas que allí suceden y del temor de los guardias que no quieren quedarse solos.
De todos modos, Guillermo, espectador de lo que sucede en aquel lugar, cree que no se trata de la presencia de un solo espíritu, si no que afirma que son muchas las voces que se escuchan cuando llega la noche en aquella fría y temerosa casona de barrio Alberdi.